música, por ejemplo, de nuestra ciudad, de la que --a pesar de todo-- siempre será nuestra ciudad, Francesca. La ciudad sepultada entre las nieblas y las lluvias atroces de la llanura prealpina. Por eso no podré olvidar, entre tantos recuerdos musicales, tu concierto en uno de los salones del Castello, no muy lejos de la Sala delle Asse. En esta pequeña sala te recluiste para concentrarte unos momentos antes de cantar. ¿Habías escogido premeditadamente tu