de los defectos y vicios de sus respectivas sociedades culturales. Jano volvió a sentir, tras escuchar las palabras de Marescu, el mismo vacío y la misma náusea que había experimentado tras la brusca salida de Adriana. Le confundía y le enervaba el dogmatismo ideológico de ambos y se esforzaba en buscar equilibrio y flexibilidad en su interior. La disputa ideológica que habían reflejado sobre él produjo su mella. Jano se sintió todavía más confundido cuando Marescu le dijo mientras se levantaba para irse