y de Marescu no le habían proporcionado. Al final, cesó la música y --dormido profundamente su dueño-- el disco continuó girando locamente, no se detuvo, mientras producía un sonido monótono y estridente. Jano creyó presentir (y reconocer) no sé qué extraños augurios en aquel sonido roto que el disco repetía incesantemente. La melodía armónica y perfecta había sido sustituida en la noche --también perfecta-- por una música estúpida, demencial. Y volvió a pensar en Francesca.
CAR:069.29
RECONOCERII.1 - Darse cuenta [alguien] de que [alguien o algo] es una determinada entidad, ya percibida por los sentidos (esp. la vista)