tío de mediana edad, 1 m 73, 66 kilos, viril, bien dotado y velludo. Mi fantasma: tumbado en la cama, en pelota viva, con la pinga ya tiesa y el glande descapullado, tres chiquitas se ocupan de mí. Una lame el mechón de los sobacos y acaricia el pecho peludo; otra, me chupa golosamente el miembro, deslizando su lengüecita rosa y vibrátil alrededor del balano y sopesando con sus delicadas manos mis cojones macizos; la tercera