En este último cuarto de siglo, caracterizado precisamente por el irresistible proceso de liberación del segundo sexo, la suerte desdichada de su consorte no puede dejar indiferente a nadie: mientras un feminismo vindicador barre el mundo civilizado, semejante conducta machista merece nuestra viva repulsa y condenación. ¡El lector reclama el derecho de verla de una vez, de conocer su versión de los hechos arteramente solapados, de meter su curiosa nariz en el arcano de una vida escondida y remota en la