satisfacía a las secuestradoras: durante el lapso que habían permanecido contigo no habíais cruzado una sola palabra. Concluida la revisión de tu archivo, habían ido al lavabo a componerse y acicalarse, ponerse perfume o agua de colonia, lavar sus partes íntimas en el bidé. Habían dejado junto a ti un impreso con sus advertencias e instrucciones: debías moverte con precaución para evitar la explosión de la carga adherida al pecho, impedir cualquier manipulación de la misma, aprovechar las