un estado de inquietud asfixiante, temblar cada vez que suena el timbre y no es la hora en que suele venir el lechero, bajar desprevenido la escalera y topar con la cabeza ensangrentada del vecino que había contraído la necia costumbre de lamentarse y hablar mal de mí; salir a la calle con el temor de que un coche oscuro, sin matrícula, frene junto a una persona inofensiva cualquiera y cuatro individuos enmascarados la empujen brutalmente al interior del vehículo y desaparezcan con ella
PAI:072.08
LAMENTAR.2 - Manifestar contrariedad, pena o disgusto [por algo]