huye y llega a su casa hecha un mar de lágrimas. En el mundo no se aprecia a las personas, mamá --le dice a la señora Templeton--, sólo los trajes y los adornos. Pero el aviador, al notar su ausencia, interroga a Marga y Sara y se indigna al saber que han humillado a Daisy. Sin pensarlo más, corre a buscarla a su casa. Y en uno de los recuadros finales, se le ve hablando con