nos reminiscencias plebeyas. Recuerdo haber escuchado a cierto profesor de Formación Política, un rubio fornido del que todas las chicas estábamos algo enamoradas, aconsejarnos en uno de sus discursos que si nos decían algún piropo por la calle, no debíamos limitarnos a callar o a apretar el paso con apuro, porque eso era anticuado. Que lo que había que contestar con la cabeza alta era: «¡Yo soy de Falange!», cuya declaración se suponía conjuro de suficiente
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LIMITARII - Enfocar o dedicar la atención o los esfuerzos a una finalidad o meta concreta