acompañandote sonámbulo por las calles, completamente extraviada a pesar de mi mano, ausente de los humanos y de sus ruinas. ¿Qué era lo que todavía me hacía esperar, lo que todavía me hacía soñar a tu lado y amarte cada día más? No sé; acaso pequeños signos armoniosos, desvaídas notas musicales que a veces sonaban en nuestro entorno. Algunas tardes las pasábamos en el jardín de casa, entre los enormes macizos de hortensias blancas y moradas, tumbados