nos eras de este mundo, ya estabas del otro lado de la razón. Aquélla no era ya tu casa, pero hiciste un recorrido por las estancias en sombra para reconocer las huellas del pasado, cuanto del pasado te pudiera haber sido arrebatado. Todo parecía confabularse para que aquellos últimos días los viviéramos en el más miserable de los ambientes. Recuerdo por ello, de modo especial, aquel ir y venir tuyo --los larguísimos cabellos negros caídos sobre la capa que habías traído