. [ Herida, porque ] se quejaba y lloraba. La oímos, de vez en cuando, durante seis horas. DIONISIO.- (Impresionado, se sienta en el sofá.) ¿También Rosa? NÉSTOR.- Rosa gritaba, la llamaba... Bajaron hombres del Ayuntamiento, pero no podían pasar por la abertura y, aunque le echaron cuerdas, la niña no las cogía... y ya no se oía su queja. Después picaron para llegar a aquel tunelillo y