rezar cada noche tres avemarías. Miguel miraba aquellas dos manos blancas con manchas diminutas y asentía en silencio. No podía dudar. Su tesoro iba a crecer desde ahora a razón de cuatro doblones por semana. La abuela sonreía débilmente mientras explicaba que no pueden ir al infierno quienes rezan tres avemarías cada noche, antes de acostarse. Miguel fingía escucharla, pero recordaba que, en una ocasión, había rezado con ella un padrenuestro para que crecieran ciertos geranios y que el
TER:049.08
EXPLICARI - Declarar, manifestar de forma clara [buscando la comprensión]