azotes del siglo XX. Es imposible soslayar la influencia que ha tenido el terror en la domesticación del espíritu público ruso. Después de Stalin hubo un período de alivio: la política de reformas de Kruschef. Se quedó a medias y duró poco; Brejnev la congeló y el régimen de Rusia --sin los excesos de Stalin-- sigue siendo un régimen policíaco y despótico. No es fácil, por otra parte, liberalizarlo sin poner en peligro a la casta dominante y a