de lejos los lagares! Olor tenue, dulzón y, sin embargo, ¡tan embriagante y posesivo! El viejo se sorprende a sí mismo estrujando contra su pecho el cuerpecillo cálido y, asustado, afloja el abrazo por temor a ahogarle, para volver a estrecharlo en el acto, no se le vaya a caer... Este corderillo no tiembla, pero pesa como el Niño Jesús sobre San Cristóbal, uno de los pocos santos que le caen bien al viejo,
SON:035.08
AHOGAR.1 - Matar o morir(se) por falta de respiración