se fase anal. Al viejo le resbala esa palabrería. En cambio, el gesto infantil le recuerda leyendas de bandoleros mezclando su sangre en ritos de fraternidad y por eso interpreta en el acto el mensaje. Se inclina hacia la manita y aspira conmovido la ofrenda. Una luz chispea en la mirada del niño que, a su vez, huele sus ungidos deditos. Así queda consumado, comprende el viejo, el mágico pacto. Una inmensa serenidad le envuelve más tarde, acostado
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ASPIRARI - Inspirar. Introducir aire en los pulmones