pronto había preguntado: «¿Os han leído ya la lista de los que pasan curso?» Y ellos no habían podido evitar la verdad: «Sí, Javier; la han leído y tú no estás. Parece que te cargan las Matemáticas.» Entonces se había dado la vuelta y se había echado a llorar con la cara tapada por la almohada, y ahora Poli miraba por la ventana y sólo él, David, trataba de cortar ese llanto de chico grande