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y en todas ellas puede percibirse la combinación de tres elementos: los intereses de las grandes potencias, las rivalidades entre los Estados de las grandes potencias, las rivalidades entre los Estados de la región y las luchas intestinas. Se repite así el modelo tradicional. Basta con dar una ojeada a la historia de las grandes conquistas -sean las de César o las de Cortés, las de Alejandro o las de Clive- para encontrar los mismos elementos: el conquistador invariablemente aprovecha |
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