no podía tragar, y Onésima, complaciente, le dio permiso para escupirla en el retrete. El niño corrió a obedecer y, mientras tiraba de la cadena, murmuró: «¡Te odiaré hasta la muerte! ¡Te odiaré hasta la muerte!». Tenía los músculos en tensión, cerrados los puños. El niño y el profesor pasaron una tarde con el abuelo viendo un partido de tenis por televisión. En un intermedio, Miguel se sentó en el
TER:113.17
ODIAR - Sentir una intensa antipatía y aversión [hacia alguien cuyo mal se desea]