a escuchar, su magnetófono. ROSA se sienta junto a la mesa.) NÉSTOR.- ¿Y no eres tú más ingenuo cuando haces sonar tu aparato en un bar cualquiera? DIONISIO.- Yo no los reúno. Les pillo de sorpresa [ cuando toman sus cubatas y se deleitan con la puerca música de la radio del establecimiento, o los dejo turulatos en la calle con mi musiquita. ] Es casi un ataque subliminal, como ahora se dice. (Ríe