venido hablando solo por la calle mas no había viandante, ni cerca ni lejos, cuya mirada, al cruzarse con la suya, pudiera reflejar sus sospechas. Esa caminata, precipitada al calor de sus pensamientos encabalgados, había de durar --pensó-- lo que una pieza descubierta lejos de su guarida. Ansiaba escapar y cada vez entendía mejor que perdía el tiempo dentro y fuera de su cabeza pero ¿cómo dar con una idea eficaz? Volver a su casa tampoco le