selo levísima sonrisa, una mueca apenas, y en voz baja dijo: «Adiós, hijo.» Cuando cerró la puerta de su cuarto, David se derrumbó vestido sobre la cama. Una gran congoja le asfixiaba, pero no podía llorar. Sentía que una sombra le cercaba, envolvía su casa, su ciudad, los senderos ceremoniosos de la infancia que había recorrido de la mano del padre. Su vida se debatía constantemente bajo esa sombra. No se filtraba un
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LLORAR - Derramar lágrimas por cualquier causa: pena, dolor, alegría, rabia o similar