de su cuello, ese moretón helado en la palidez del cuello. ¿Cómo era posible que no pudiese unir con sus ojos la cabeza y el cuello? ¿Acaso la violencia de sus manos había separado ambos sin que él lo advirtiera? Haz otro esfuerzo por ver. Quizá no sea ella sino una figuración, al igual que la pérdida de tu rostro en el espejo. Sintió al tacto la loneta del sillón, vio el color tabaco de la tela. ¿Loneta