viaje los tres juntos...», y David espontáneamente había gritado: «Descubriremos el Mediterráneo.» El padre asentía divertido, y la madre, que todo lo vivía con amargura, había apostillado: «La situación no va a mejorar nunca.» Era una palabra terrible, la situación. Gravitaba sobre ellos con su amenaza, se cernía sobre el mundo con su negra cualidad de tormenta; mal, muy mal la situación. Estallaría un día o quizá mejoraría como esperaba