faldas como globos?... ¡Sinvergüenzas! ¡Eso es un carnaval!... ¡Dan ganas de sacar la navaja y rajarles la cara a todos en ese cuadro por maricones!... ¡Pastores, bah! » Su irritación le induce a marcharse, acelerando el paso hacia la salida. Pero, de repente, le detiene en seco una escultura. En ella ninguna blandura: al contrario. Parece como aún a medio hacer, pero ya tan cargada de expresión