que poco a poco se incorporaban, bien desde el interior, bien avanzando por las calles que desembocaban en la plaza, todos rodeando el larguísimo haiga de color negro. Las mujeres llevaban velos, como en misa, y todos se abrazaban y hablaban en corros. Después alguien abrió la portezuela trasera del haiga y apareció, desde dentro de la casa, un cajón que portaban varios hombres y que introdujeron entre bamboleos en el coche. Entonces reparó en los monaguillos vestidos de blanco
MIR:124.16
ABRAZAR.1a - Tocar [a alguien] rodeándolo con los brazos en señal de afecto