de Hortensia y sintiendo la suave mano en su huesudo puño, el viejo cuenta alegremente su última treta. --¡Ya está salvado Brunettino! ¡Para siempre!... Ya te conté, ¿verdad?, que Andrea se ha rendido; ha prometido no volver a encerrarle... Pues, por si acaso, yo he rematado la faena. ¡Nunca me fié de los salvadores, como aquel Mussolini con sus cuentos! No, sólo se salva uno mismo. Por
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RENDIRI - Dejar de oponer resistencia en una lucha o competición