abandonada? ¿Quién de tus amigos no te mirará con horror, con incredulidad, dudando si te han conocido alguna vez? No quisiste mirar. Cruzaste ante ella sin mirar. Eres un pobre diablo, un pusilánime, me avergüenzo de ti, cabrón, cobarde, maldito cabrón. Había cruzado a ciegas, golpeandose con una de las paredes del pasillo al adentrarse en él, con las manos por delante, tambaleandose, exhausto, buscando un tope donde