Mientras de mala gana lo seguí escaleras arriba, miré el reloj. Había pasado poco menos de media hora. «No tenemos que descuidarnos», pensé. La escalera llevaba a una garita muy angosta de madera reseca, pintada de gris. Abrimos la puerta, salimos a la terraza. Era de baldosas coloradas, rodeada por lo que parecía una franja blanca: el borde superior de las paredes medianeras, que sobresalía de las baldosas unos veinte o treinta centímetros. Había
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DESCUIDAR.1 - No prestar [alguien] la atención debida a [algo]. Desatender o despistarse