le general, caldo de cultivo perfecto a la acción combinada de rateros y magreadores. El quiosco de periódicos cercano a la taquilla emerge como un farallón asediado por los embates de aquel mare mágnum. Imposible detenerse, como suele, a contemplar los carteles anunciadores de sus revistas favoritas: «El romance de Julio Iglesias con Margaret Thatcher» o «Violada por su propio padre el día de su Primera Comunión». Mientras conversa con la sempiterna quiosquera, busca las monedas perdidas