lela dada su absoluta ignorancia en achaques de mecánica y lamentable y general incapacidad de resolver cualquier tipo de problemas, a la presunta reparación del motor o sustitución de una rueda pinchada: de espaldas a las vacas idílicas o inspirados robles, contemplando con una mezcla de ansiedad, tozudez y rabieta el concreto o alquitrán de la carretera. El paisaje natural le desagrada: la suave melancolía del otoño y lo que las personas sensibles y exquisitas denominan su «sinfonía de colores»