que, después de masturbarse ante una modelo de Playboy, deliciosamente relajado ya, hace ese típico ademán de enjabonarse y decide que ha llegado el momento oportuno de fumarse con calma un purito. La cinta grabadora, entre tanto, gira monótonamente con sus pausas, preguntas, digresiones, suspiros. Como siempre... Encerrado en su celda sin ver a nadie... No, dice que no le interesa... Ha perdido el contacto con todos sus amigos... Le dieron una buena indemnización