es una imagen mítica. Lo mismo puede decirse de la visión de nuestros intelectuales y escritores. Algo semejante ocurre con los norteamericanos, tratese de escritores o de políticos, de hombres de negocios o de simples viajeros. No olvido la existencia de un puñado de admirables estudios de varios especialistas norteamericanos, particularmente en el campo de la arqueología y en el de la historia antigua y moderna de México; por desgracia, por más meritorios que sean esos trabajos, no sustituyen