cae directamente sobre sus manos. El viejo las contempla obsesionado: los dorsos, las palmas. Fuertes, anchas, con azulosas venas, dedos como recios sarmientos, uñas duras y cortas, pardas manchitas visibles entre el vello... Las contempla: esas dos garras que saben degollar y acariciar. Trajeron corderos al mundo y refrenaron caballos, lanzaron dinamita y plantaron árboles, rescataron heridos y domaron mujeres... Manos de hombre, manos para todo: salvar y matar. ¿ Todo ?