El viejo vuelve a su casa con las botitas guardadas hasta ahora por Hortensia y, como si las acabara de sacar de su armario, las exhibe triunfalmente a la hora de acostar al niño. Sostenidas en alto por la recia mano provocan una mirada feliz de Renato a su mujer, como diciendole: «¿Ves cómo es papá?» Y Andrea, en efecto, se asombra del buen gusto con que ha elegido el viejo. «¡Quién lo hubiera pensado
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ACOSTARI - Poner el cuerpo en posición horizontal fundamentalmente para descansar o dormir