ama y la hija.» ¿ Y a dónde iba el amo a esas horas ?, dirás tú. Según. Si rompía a hablar el pasillo hacia la cocina, ta-ta, pisadas bien firmes, era que al amo le apetecía retozar con la Severina, la Agnese o la moza que por entonces le alegrara la pajarilla. Si al callar la escalera no se oía nada, entonces el amo pisaba la tierra del zaguán y la tierra no tiene voz, sólo habla