Dentro, el viejo se ha callado al dormirse el niño. La escasa luz acotada por la rendija entre las cortinas cae directamente sobre sus manos. El viejo las contempla obsesionado: los dorsos, las palmas. Fuertes, anchas, con azulosas venas, dedos como recios sarmientos, uñas duras y cortas, pardas manchitas visibles entre el vello... Las contempla: esas dos garras que saben degollar y acariciar. Trajeron corderos al mundo y refrenaron caballos, lanzaron dinamita y plantaron
SON:080.33
CALLAR.1 - No hablar o dejar de emitir algún sonido.