central. Acodado al pretil está un fraile contemplando a un pajarillo posado al otro lado. Ambas figuras son de bronce, pero es tan natural la actitud humana, ahí al nivel de la calle, que la sencilla concepción del artista conmueve precisamente por su humildad. La amarilla luz de un farol, al ondular vagamente sobre el agua, infunde al bronce reflejos de vida. -Ya sabes, Bruno; hablaba a los pájaros... Siempre pienso que esa estatua le gusta a