también dice que eso no es bueno? Y como el viejo ríe a su vez, protestando de que le atribuyan tales aberraciones, la muchacha levanta al niño y lo estrecha en un vivo gesto tan instintivamente maternal que el viejo se conmueve. ¡La zía Panganata, Tortorella, aquellas madres de Roccasera...! El niño también percibe el calor del gesto y se instala como un gatito entre los pechos y los brazos que le estrechan. Con una manita rodea el cuello de