las piernas de las sábanas y coge sus zapatillas con manos estremecidas: « ¡ Bravo, Brunettino; el mío es tu camino! » Se calza, se echa encima la manta y aguarda. Aunque ya esperada, la aparición le conmociona. No es un niño en su pelele blanco, sino un luminoso angelito abriendo los brazos como alas en la noche. El viejo se deja caer de rodillas y el niño se entrega a los nervudos brazos, que estrechan el cuerpecito tibio
SON:208.09
CONMOCIONAR - Producir una entidad o suceso un estado de conmoción en una persona