Su guerra fue muy corta y muy lejos. Nadie les ha pedido privaciones ni hausteridades cuando terminó. Pero no es un problema de guerras. Es algo diferente. Los padres viven obsesionados con la libertad de sus hijos. No quieren reprimir nada en su conducta, en su forma espontánea de producirse. No quieren castrar a sus hijos. Crecen como pequeños robinsones y descubren por sí mismos las causas de los fenómenos que les rodean. O, mejor, como hijos de
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REPRIMIR - Ejercer fuerza para impedir que emociones, impulsos o ideas (p.e ext. las personas que las tienen) se manifiesten.