último día de clase. El lunes sería la entrega de notas. Luego, el examen en la universidad y el paso definitivo: la elección de carrera. Salieron todos juntos, los compañeros. Silenciosos cruzaron el parque y remoloneaban, retrasando el momento de entrar en la calle principal y dispersarse para siempre. «Para siempre», pensó David. Y un cosquilleo de angustia le subió a la garganta. «No es la despedida --analizó--. No hay despedida entre