, que no acabó ahí la cosa. El moro juró venganza y desde entonces el moro y el cristiano estuvieron en guerra ofendiendose... El moro le mató al cristiano su mejor hurón, una hembra muy conejera; pero el cristiano deshonró a una sobrina del moro y también le cortó el rabo al mejor podenco, que no volvió a correr bien. -¿Cómo? -pregunta alguien-. ¿Sólo por faltarle el rabo? -¡Sólo por eso!