trabilla y con la otra los pantalones del pijama. El método retardó considerablemente el avance y tenía, además, la desventaja para mí de permitir que el viento abriese de par en par la gabardina y que el frío y la humedad acaracolasen mis vergüenzas. Capítulo vigesimosegundo LA PIA COMPAÑIA EL TALUD era casi vertical y la niebla tan espesa que parecía que hubiésemos entrado en las ubres de una vaca cuando oí que la Emilia me llamaba. Me reuní con ella y, a modo