Lo ves? -No, padre; esto es cosa nuestra. De Andrea y mía. El viejo porfía, pero percibe que su hijo no cederá y se repliega. Dará la batalla de otro modo. Comprende que su hijo obedece a Andrea. Y el niño así también sometido a Andrea. ¡ Incluso él, Bruno, está acatándola! ¡ Maldito médico y maldito libro! ¡ Si no fuera porque...! Frenético de indignación reprimida, se sienta en su