torno a las mozas y acabar cantando, camino de la cama, con las ideas nubladas y el cuerpo excitado, más lleno de sangre y de vida que de vino... ¡Más de un roccaserano, bautizado nueve meses después, nació realmente en una Nochebuena! De madrugada, en su cama, le despierta la Rusca removiendose. «Claro, pobrecilla, te ha caído mal esa cena... ¡Mira que poner el vino en la nevera, aunque sea espumante!