melo consiguen, esta posición puede mejorarse y hasta preparar una retirada, como hizo Ambrosio en la cueva de Mandrane. Basta una escala por esa ventana y salimos abajo fácilmente. A mí no me marean las alturas, harto estoy de recoger cabritillos despeñados. Ya te digo, no me evacua ni el médico ni Dios. La voz se afirma, tras ese reto definitivo: -Lo digo por si acaso, para que estés tranquilo.