se. El viejo ha sacado al niño y le pasea por el jardín, cuando se le ocurre visitar a Hortensia para contarle la última hazaña de Brunettino: en la plazuela ha hecho frente a un perro. Bueno, apenas merecía llamarse perro; era uno de esos animalejos con mantita y cascabel llevados por una vieja. Pero ladraba atrozmente mirando al niño, ¡vaya si ladraba! Brunettino, en vez de asustarse, pegó una patadita en tierra con toda