arrasamiento personal que puede suponer el amor al hijo. Me da miedo imaginar siquiera ese amor. Todo esto me lo he dicho muchas veces. Pero muy en el fondo, más profunda que todas las razones, defensas, sinrazones, persiste una verdad: he amputado la única diferencia que conozco que me separa de la libertad del hombre. Lo he conseguido y estoy sola. Un beso, Annick. II No tomar el té. Ése había sido el primer error. El