desviarse, la cuchilla penetró en un territorio de piel seca y produjo un breve corte por el que surgían hilos rojos que convirtieron la nieve en campo de batalla. Un vuelco en el estómago, una repentina sensación de mareo al contemplar su propia sangre trastornó a David, y al mismo tiempo sintió una necesidad desesperada de que su madre no se enterase. Nervioso, rebuscó en el armario: en algún sitio, escondido en algún rincón, habría algo con que cortar